¨El hilo puede enredarse o tensarse pero NUNCA romperse¨.
La leyenda del hilo rojo surge cuando los japoneses se dan cuenta de la
conexión que hay entre el dedo meñique y el corazón, unidos por una
vena muy delgada pero irrompible. Nada pasa por casualidad. Nuestra
historia está escrita y con el paso del tiempo aparecen los personajes.
De acuerdo con
escrituras japonesas antiguas, los dioses atan un cordón rojo alrededor
del dedo meñique con las personas que algún día conocerán. Eligen a los
espíritus que son afines, para que cuando se encuentren aprendan uno
del otro. No importa si la otra persona está del otro lado del mundo,
son dos desconocidos que tarde o temprano el destino unirá.
No puedes decidir el momento ni el lugar, pero terminarás frente a la persona con la que naciste conectada. ¿Cómo lo sabrás?
Ni siquiera necesitas saber su nombre, al verla sentirás un cosquilleo
recorriéndote cada parte del cuerpo. Suspirar será inevitable, los
latidos de tu corazón querrán romper tu pecho y las ganas de tenerla
cerca serán tan fuertes como la fuerza de un imán. Es eso que pocas
veces experimentarás en la vida. Sin embargo las circunstancias los van a
separar, aunque no se vuelvan a ver por años, el sentimiento será el
mismo y la siguiente vez que la tengas frente a tus ojos será como si
hubiera sido ayer.
El punto es que la
química entre tú y esa persona es inexplicable; es como si te diera
vida, cuando están cerca el mundo desaparece y sólo importa lo que
sienten el uno por el otro. Son dos piezas que ensamblan de forma
perfecta, como si se leyeran la mente.
Antes de que terminen juntos vivirán sucesos extraños, como levantarse a medianoche y sentir alguna preocupación. ¿Te
ha pasado que sientes que algo te falta pero no entiendes qué?, ¿o esa
sensación que te dice ¨aún no¨ cuando crees que alguien es el amor de tu
vida?
En la vida tendrás
tropiezos amorosos, personas que simplemente no tuvieron la valentía de
quedarse a tu lado o a las que decidiste dejar porque ya no estaba
funcionando. Pero aunque tu corazón se enamore, te llenen el cuerpo de
caricias, pruebes diferentes labios, camines hacia el altar o conozcas
al padre o a la madre de tus hijos, a pesar de todo eso, si no sientes
un revoloteo de energía al escuchar sus pasos, si no se te eriza la piel
cuando te susurra al oído, esa tranquilidad al tomar su mano o
adrenalina cada que besas sus labios, no la has conocido. Algún día
llegará, porque es algo más fuerte que tú, es un camino trazado donde
las almas se van encontrar sin importar el laberinto, aunque sólo sea
para conocerse y seguir cada quien su camino.
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