ERRORES COMUNES QUE MATAN LAS PASIONES DE TODA MUJER

Parlanchines, malos olores, y calcetas de nailon en un artículo que quizás sea demasiado honesto…

Puede tratarse del tipo con el que siempre y en toda circunstancia deseaste finalizar envuelta entre las sábanas, podría ser un amor platónico o bien, por qué razón no, el actor más renombrado de tu país… Los encuentros sexuales no tienen limitantes y, en un planeta donde -bien lo sabemos- nada es imposible, las posibilidades son simplemente infinitas. Ahora bien, si bien leerlo podría ser lamentable para ciertas mujeres, es verdad que el atrayente físico y/o sicológico de un hombre está demasiado lejos de asegurar la prosperidad de sus habilidades sexuales. El desempeño de un tipo en cama podría de manera fácil diferir de su comportamiento fuera de ella. Cuando llega el instante del sexo, hay formas y estilos que merecen la pena seguirse al pie de la letra, como reglas que jamás deben romperse.

Estas son las ocho cosas que podrían matar las pasiones aun de las mujeres más pacientes del planeta.

Hombres, tomen nota.

Olor en las axilas.


Solamente curioso que los olores: no se ven, no se tocan, ni se escuchan… Mas tienen la increíble capacidad de botarte de la cama y mandarte corriendo por las escaleras en dirección opuesta a su fuente de origen. Estás ahí, desvistiéndote, y en el momento en que te aproximas demasiado a su cuerpo, lo sientes: no es preciso que lo describa. Tú solo corre por el bien de tu salud mental.

 Nada más que calcetines.

Él puede tener un enorme cuerpo y vestirse con mucho estilo, mas cuando se van a la cama, es preferible que las calcetas no sean lo único que queden cubriendo su cuerpo. Es algo estético, indudablemente, mas la estética muy frecuentemente marca demasiado la diferencia. Y ojo, si aparte de todo esto, sus calcetines son de nailon, entonces el deseo podría apaciguarse por completo.

 Los que hablan hasta por las orejas.

“¿Te agrada?” y “¿Estás gozando?”, son oraciones que podrían marchar. No obstante, cuando se repiten demasiado pueden arruinar las cosas con inesperada velocidad. “¡Que por favor se calle este idiota!”

Un desafortunado gas.

En el momento en que te toca el mal del gas… Es simple… No hay vuelta atrás.

Los arrítmicos.

Las cosas deben fluir, de ahí que es clave que los dos estén conectados y el ritmo en ese sentido juega un papel esencial. Nada peor que un hombre con gran energía y capacidad aeróbica, mas que no lleva el ritmo. Está ahí, poniéndole todo la pretensión del planeta, no obstante, pareciese que está conmocionando.

Cuando se equivocan de nombre.

Se miran a los ojos bajo las sábanas, toca tu nariz con la suya y en la mitad de una candente noche de pasión, abre la boca y te dice: Romina… Mas tu nombre es Claudia.

Los que se emborracharon demasiado.

No cabe duda que el alcohol puede facilitar las cosas e inclusive darle un toque mágico por la noche, no obstante, es un arma de doble filo. Cuando lo ves balbuciendo incongruencias en la mitad de la cama, con el pene fláccido y fragancia a cantina, ya nada tiene mucho sentido.

Cuando acaban demasiado rápido.

Y, ¿eso fue todo?

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