Mohamed Alí es una leyenda del boxeo, pues su forma de pensar y la fuerza de sus puños le convirtieron en un ser único, que probó de qué forma enfrentar lo que creemos imposible. Murió el 04de junio de 2016, pero hoy le seguimos recordando como uno de los grandes y nunca está de más conocerle mejor, para inspirarnos y vivir la vida que hemos soñado.
Su existencia no fue simple. Nació en Louisville (O bien.S.A.), en 1942. Su nombre era originalmente Cassius Clay y siempre y en toda circunstancia y en todo instante supo que deseaba dedicarse al boxeo. Tenía una capacidad de reflejos increíble que le asistió a sobresalir. Aseveraba que de pequeño le pedía a su hermano que le lanzara piedras, y de este modo fue como aprendió a sortear golpes.
A los12 años ya sabía moverse en el ring y su entrenamiento muy frecuente rindió frutos, pues ganó Medalla de Oro en los Olimpiadas de Roma de 1960, en la categoría de los semipesados, y después se dedicó al boxeo de forma profesional.
Peleó a lo largo de más de 15 años, lo que le dejó ganar más de 30 millones de dólares americanos, pero sus triunfos no estuvieron lejos de chismes y ataques. En el 1964, tras reunirse con Malcolm X, líder político estadounidense, anunció que su nuevo nombre sería Mohamed Alí y que admitiría la fe musulmana. Sus promotores pensaban que eso dañaría su carrera, pero Mohamed se mostró firme para no dejar que doblegaran su voluntad y asimismo ignoró las sugerencias de mantener su nombre.
Tres años después fue convocado para combatir en la guerra de Vietnam, pero Mohamed se negó por motivos religiosos. Esa resolución le costó la revocación de títulos deportivos y fue atacado por la prensa de forma continua. Aseveraban que era un cobarde por no resguardar a su país y le sentenciaron a 5 años en prisión.
Una vez cumplida la condena regresó al ring y recuperó su título. Los jóvenes le consideraban un símbolo pacificista y con determinada frecuencia le pedían que diera charlas sobre su filosofía personal. Su último combate fue en 1980 y 4 años después le diagnosticaron el mal de Parkinson.
A pesar de su trastorno, Mohamed Alí siguió realizando apariciones públicas en sucesos de caridad en favor de diferentes causas sociales.
Era una persona que siempre y en toda circunstancia y en todo instante daba lo mejor de él en todo lo que hacía. No aceptaba negativas; el “no se puede” prácticamente no estaba en su léxico. Por esta razón te compartimos ciertas de sus mejores frases:
Su existencia no fue simple. Nació en Louisville (O bien.S.A.), en 1942. Su nombre era originalmente Cassius Clay y siempre y en toda circunstancia y en todo instante supo que deseaba dedicarse al boxeo. Tenía una capacidad de reflejos increíble que le asistió a sobresalir. Aseveraba que de pequeño le pedía a su hermano que le lanzara piedras, y de este modo fue como aprendió a sortear golpes.
A los12 años ya sabía moverse en el ring y su entrenamiento muy frecuente rindió frutos, pues ganó Medalla de Oro en los Olimpiadas de Roma de 1960, en la categoría de los semipesados, y después se dedicó al boxeo de forma profesional.
Peleó a lo largo de más de 15 años, lo que le dejó ganar más de 30 millones de dólares americanos, pero sus triunfos no estuvieron lejos de chismes y ataques. En el 1964, tras reunirse con Malcolm X, líder político estadounidense, anunció que su nuevo nombre sería Mohamed Alí y que admitiría la fe musulmana. Sus promotores pensaban que eso dañaría su carrera, pero Mohamed se mostró firme para no dejar que doblegaran su voluntad y asimismo ignoró las sugerencias de mantener su nombre.
Tres años después fue convocado para combatir en la guerra de Vietnam, pero Mohamed se negó por motivos religiosos. Esa resolución le costó la revocación de títulos deportivos y fue atacado por la prensa de forma continua. Aseveraban que era un cobarde por no resguardar a su país y le sentenciaron a 5 años en prisión.
Una vez cumplida la condena regresó al ring y recuperó su título. Los jóvenes le consideraban un símbolo pacificista y con determinada frecuencia le pedían que diera charlas sobre su filosofía personal. Su último combate fue en 1980 y 4 años después le diagnosticaron el mal de Parkinson.
A pesar de su trastorno, Mohamed Alí siguió realizando apariciones públicas en sucesos de caridad en favor de diferentes causas sociales.
Era una persona que siempre y en toda circunstancia y en todo instante daba lo mejor de él en todo lo que hacía. No aceptaba negativas; el “no se puede” prácticamente no estaba en su léxico. Por esta razón te compartimos ciertas de sus mejores frases:
5.- “SÓLO UN HOMBRE QUE SABE LO QUE SE SIENTE AL SER DERROTADO, PUEDE LLEGAR HASTA EL FONDO DE SU ALMA Y SACAR LO QUE LE QUEDA DE ENERGÍA PARA GANAR UN COMBATE QUE ESTÁ IGUALADO”.
14.- “ODIÉ CADA MINUTO DE ENTRENAMIENTO, PERO NO PARABA DE REPETIRME: «NO RENUNCIES, SUFRE AHORA Y VIVE EL RESTO DE TU VIDA COMO UN CAMPEÓN»”.
13.- “SOY EL MÁS GRANDE. ME LO DIJE INCLUSO A MÍ MISMO CUANDO NO SABÍA QUE LO ERA”.
12.- “NO SON LAS MONTAÑAS QUE TODAVÍA TIENES QUE ESCALAR LO QUE TE AGOTA. ES LA PIEDRITA EN EL ZAPATO”.
11.- “CUANDO TIENES RAZÓN NADIE LO RECUERDA, CUANDO ESTÁS EQUIVOCADO NADIE LO OLVIDA”.
10.- “EL HOMBRE QUE NO TIENE IMAGINACIÓN NO TIENE ALAS”.
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